Para elegir un ave que sirva como pie de cría, deben observarse los siguientes criterios para asegurar un mayor éxito en la reproducción:
Los ejemplares elegidos deben estar completamente sanos, ser fuertes y robustos, sin que presenten posturas de tristeza o enfermedad.

• Las aves no deben ser hurañas, deben estar acostumbradas al cautiverio y a la presencia de personas.
• No deben presentar indicios de haber sufrido algunas fracturas, puesto que pudiera impedirles el libre movimiento, sobre todo al realizar el cortejo y la cópula.
• Deben estar libres de parásitos (ácaros, etc.), puesto que una plaga podría ocasionar la muerte a todos los ejemplares del criadero.
• Deben contar con el 90% de su plumaje, el cual debe estar en buenas condiciones debido a que las plumas rotas o la falta de éstas disminuyen las posibilidades de cortejo o de escape al ser agredido por otro ejemplar.
• Debe asegurarse que la cloaca del ave no presente indicios de diarrea, porque un ave débil a causa de una enfermedad o de mala alimentación encuentra dificultades para conseguir pareja, y se reduce también el riesgo de una epidemia en el criadero.

No son recomendables los ejemplares dominantes (machos o hembras), especialmente si en el criadero se incluirán otras especies, ya que perturbarán a los demás ejemplares por competir por nidos o territorio. Si el ave es muy agresiva se recomienda intentar la reproducción aislada. Es importante tener cuidado de no exceder el cupo de pies de cría, debido a que una sobrepoblación generaría competencia por el espacio, alimento y por selección de pareja, así como observar siempre el comportamiento de los ejemplares del criadero en las diferentes etapas de desarrollo, ya que podría variar en momentos determinados y volverse agresivos.

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